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Aproximadamente un millón de personas viven con esclerosis múltiple (EM) en Estados Unidos, una enfermedad autoinmune que daña la mielina, capa protectora de los nervios. Este daño interrumpe la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, provocando síntomas como debilidad muscular, visión borrosa, entumecimiento y alteraciones cognitivas.
La EM puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, aunque es más frecuente entre los 25 y 40 años, y afecta tres veces más a mujeres que a hombres. En este contexto, NotiPress accedió a información exclusiva sobre tratamientos actuales y estrategias personalizadas que ayudan a mejorar la calidad de vida de quienes reciben este diagnóstico.
"En el momento del diagnóstico, la mayoría de nuestros pacientes son personas que acaban de graduarse o están a punto de casarse o tener su primer hijo", declaró el Dr. Abdul Alchaki, neurólogo del Hospital Houston Methodist especializado en EM. "Muchos son jóvenes con grandes sueños, y luego reciben este diagnóstico y se sienten desesperanzados".
A pesar de los desafíos, el Dr. Alchaki destacó que existen tratamientos efectivos que permiten controlar la enfermedad. "Les digo a los pacientes que, aunque no podemos ignorar la EM, a menudo podemos controlarla, de modo que apenas recuerden que la tienen", afirmó. Las terapias modificadoras de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés) transformaron el abordaje de la EM, y pueden administrarse como medicamentos orales, inyecciones o infusiones.
Estas terapias pueden reducir la frecuencia de las recaídas, frenar la progresión de la enfermedad y prevenir nuevas lesiones en el sistema nervioso. "Estos nuevos tratamientos pueden prevenir una nueva lesión en el 99% de los pacientes con EM", señaló el especialista. Aunque no existe una cura, la ciencia médica avanzó significativamente en la última década.
La esperanza de vida de las personas con EM ha mejorado. Según un estudio de la Academia Estadounidense de Neurología, los pacientes con EM viven en promedio hasta los 75.9 años, en comparación con los 83.4 años de la población sin esta condición. Esta diferencia era mayor en décadas pasadas, cuando los tratamientos eran menos efectivos y el diagnóstico solía llegar más tarde.
No obstante, las personas con EM tienen un mayor riesgo de complicaciones asociadas, como enfermedades del corazón, neumonía, úlceras por presión e infecciones del tracto urinario. El manejo integral de la enfermedad es clave para prevenir estas condiciones, con un enfoque adaptado a cada paciente.
Hay tres formas principales de EM: remitente-recurrente (EMRR), secundaria progresiva y primaria progresiva. Cada una presenta diferentes patrones de evolución y requiere un plan de tratamiento específico, considerando factores como edad, condiciones médicas y estilo de vida del paciente.
El abordaje integral de la EM incluye medicamentos para tratar brotes agudos, como corticoesteroides, relajantes musculares para la espasticidad y terapias físicas y ocupacionales que mejoran la movilidad. También se utilizan tratamientos para síntomas cognitivos y de fatiga, además de apoyo psicológico.
Más allá de los tratamientos farmacológicos, adoptar un estilo de vida saludable es fundamental para controlar la EM. Especialistas recomiendan evitar el tabaco, llevar una dieta equilibrada, mantener rutinas de sueño adecuadas y realizar actividad física moderada de forma regular.
"No es raro que los pacientes me digan que a veces se olvidan de que tienen esclerosis múltiple o que sus colegas ni siquiera saben que la padecen", indicó el Dr. Alchaki. "Consiguen los trabajos que quieren y llegan a tener hijos. Están viviendo vidas plenas y alcanzando sus metas".
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